GENERALIDADES
Se define como fiebre a la temperatura
corporal axilar mayor de 38ºC, a la rectal mayor de 38,9ºC y a la oral mayor de
38,3ºC. Si bien puede deberse a múltiples causas, la presencia de fiebre obliga
a descartar causas infecciosas.
SÍNTOMAS
Debido a que el período febril puede afectar
el estado clínico del niño, es conveniente realizar la evaluación física una
vez que se redujo la temperatura corporal a valores normales. Sin embargo, el
estado de postración o excesiva tendencia al sueño, así como la presencia de
petequias en la piel o las mucosas debe alertar al pediatra sobre la
posibilidad de una enfermedad bacteriana invasiva o una bacteriemia oculta.
Las convulsiones febriles suelen ser más
frecuentes en los menores de 4 años y en caso de antecedentes familiares. No
dejan secuelas ni causan daño neurológico.
ABORDAJE DIAGNÓSTICO
El lactante febril sin foco, de tres a 36
meses, representa un desafío diagnóstico para el pediatra. En los casos en que
un exhaustivo examen clínico no evidencia la causa de la fiebre –y sobre todo cuando esta es
mayor de 39ºC
axilar–, se recomienda iniciar la evaluación de laboratorio con hemograma,
orina completa, eritrosedimentación y proteína C reactiva cuantitativa (PCR).
TRATAMIENTO
Los antiinflamatorios no esteroides son
eficaces antitérmicos, así como el paracetamol (acetaminofeno). No se
recomienda la utilización del AAS (ácido acetil salicílico), por la asociación que
existe entre ciertas infecciones virales y el síndrome de Reye.
PERÍODO DE EXCLUSIÓN
El paciente puede reingresar al jardín o a
la escuela una vez resuelto el cuadro que originó la fiebre.
PARA RECORDAR
- El lactante febril sin foco, de tres a 36
meses, debe ser evaluado con exámenes de laboratorio.
- La presencia de petequias o mal estado
general en el niño febril debe alertar sobre la posibilidad de una enfermedad
bacteriana invasiva o una bacteriemia oculta.
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